Raices Del Folklore Trujillano - Eudomario Rangel
Transcurre el año 59 en plena zafra del Central Azucarero Motatán, primera y más importante empresa de la región, cuando ocurrió un lamentable accidente. Las causas y las explicaciones son muchas pero el hecho aún se recuerda con tristeza e interés.
Un trabajador, alegre, despreocupado, siempre silbando rancheras, cumplidor de sus labores y a quien le endilgan el remoquete de “El Chiflón”, en su turno de trabajo cumple sus funciones. Casi la hora de cambio de turno (1:00 am.) De pronto da un traspiés es triturado por la masa metálica de la cuál es su alimentador untándole los lubricantes.
Aquel enorme molino lo despedaza y lo envía a una correa móvil que voltea desechos en las calderas. Sus compañeros se percatan de aquello y detienen las máquinas, pero es demasiado tarde, “El Chiflón” fue tragado por los molinos.
Muchas semanas después se empiezan a oír silbidos raros, como de una voz humana. Por casualidad, coinciden con la hora del trágico accidente.
Se buscan explicaciones, se hacen estudios, los trabajadores interesados por aquel penetrante sonido nocturno buscan argumentos, los ingenieros por fin, hallan la solución. Las máquinas al calentar y volver a su punto de enfriamiento, pueden ser la causa del silbido.
Alguien comentaba unos meses después. “Pues sí, esa explicación está muy bien pero hay que buscar la causa de que se siga oyendo el silbido a la misma hora, porque el Central está parado pues terminó la zafra…”
Raices Del Folklore Trujillano - Eudomario Rangel
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