Con una rica historia y una belleza natural incomparable, este destino te cautivará desde el primer momento. Déjate seducir por la autenticidad de sus tradiciones y la hospitalidad de su gente.
La fundación de Monay tuvo lugar el 18 de noviembre de 1738 por el presbítero José Galíndez. Este pequeño poblado, que inicialmente contaba con menos de 400 personas, fue creciendo con el paso de los años y albergaba a 736 habitantes en tan solo siete años.
El nombre de Monay tiene un significado especial en la antigua lengua hebrea, que se traduce como "de fuerza bella" o "de doble fuerza". Además, la influencia del Libertador en la región deja una huella histórica significativa, ya que estableció uno de sus centros operativos en esta área.
Sus montañas cubiertas de vegetación, sus ríos serenos te invitan a explorar y conectarte con la naturaleza en su forma más pura.
La historia y la cultura se entrelazan en Monay, creando un ambiente único. El pueblo ha sido testigo de la llegada de comerciantes que se dirigían a Carora para comerciar víveres y ganado, y sus tierras fértiles han sido un imán para aquellos que buscaban una vida mejor.
A pesar de los desafíos, la comunidad se ha mantenido fuerte y ha preservado sus tradiciones. Sumérgete en la música folklórica, las danzas tradicionales y las festividades locales para experimentar la auténtica cultura de Monay.
La iglesia parroquial Nuestra Señora de la Paz es un punto de referencia histórico que vale la pena visitar. Además, los ríos, las quebradas y los sectores agrícolas como El Macoyal te mostrarán la diversidad de este maravilloso lugar.
Monay te espera con los brazos abiertos para mostrarte su belleza natural, su rica historia y su cultura auténtica.
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