Desde tiempos ancestrales, Escuque ha sido un lugar de peregrinación. Un templo con tres naves espaciosas guardaba celosamente a la líder espiritual más grande de la nación Cuica. Sin embargo, los españoles llegaron con sus armaduras y caballos, y sin pensarlo dos veces, destruyeron el templo e impusieron a la fuerza el catolicismo en tierras andinas.
La llegada de los españoles fue una epifanía para los indígenas Cuicas, asombrados y temerosos ante la presencia de los conquistadores. Aunque no fue en 1557, sino en 1548, cuando el Capitán Diego Ruiz de Vallejo lideró una expedición a territorio trujillano en busca de la leyenda que corría de boca en boca: que en Escuque se adoraba una figura circular de oro macizo en un templo lleno de oro. Según el historiador Juan de Castellanos, 30 personas acompañaron al capitán en su expedición.
El templo era el refugio de las almas creyentes en la diosa Icaque, considerada la "Patrona religiosa de los escuqueyes". Era la diosa Icaque quien tenía su epicentro religioso en la "tierra de nubes", hoy día municipio Escuque. De manera muy sumisa, Vallejo llegó al adoratorio de Icaque. Nos cuenta Juan Castellanos que un indígena llamado Combite, traído desde lo que hoy conocemos como Lara y que tenía diferencias con los Cuicas, sirvió de intermediario ante el sacerdote Toy para que el español pudiera rendir tributos a la diosa. Toy no confió en las palabras del extranjero y dudó de inmediato en sus buenas intenciones. Sin embargo, pidió que él entregara "la prenda" para él mismo hacer el sacrificio. La paciencia del español se terminó y de inmediato usó la fuerza.
Sin medir consecuencias, Ruiz Vallejo y sus hombres entraron al templo de tres naves espaciosas en honor a Icaque. Con doce hombres entró el conquistador, dejando un grupo en la entrada por si ocurría alguna escaramuza o levantamiento de los indígenas.
Al entrar, encontraron distintas piezas y figuras parecidas a las que los españoles consiguieron en Perú y México, pero en Escuque, las reliquias sagradas de los indígenas no estaban bañadas en piedras preciosas. Tomaron lo que quisieron y se marcharon a un lugar más seguro.
Más tarde, los escuqueyes, ayudados por las tribus vecinas y los contingentes aportados por los Chacoyes Amemza, Poconó y Karachi, atacaron a los españoles con furia inusitada, sintiendo en carne propia la profanación de su templo. Aunque según Juan de Castellanos, ningún español pereció, los aborígenes sufrieron muchas bajas.
Hoy en día, Trujillo es uno de los lugares en Venezuela con mayor cantidad de seguidores de la religión católica. Sin embargo, en sus inicios, la región no era completamente católica. La deidad Icaque, adorada por una de las etnias aborígenes más avanzadas de Venezuela, era la figura religiosa más importante en la zona. El epicentro religioso de Icaque estaba en el actual municipio de Escuque, en la "tierra de nubes". El templo de tres naves en honor a Icaque era el refugio de las almas creyentes en esta diosa.
El español Ruiz Vallejo llegó al adoratorio de Icaque con la ayuda del indígena Combite, quien sirvió de intermediario ante el sacerdote Toy. Toy no confió en las palabras del español y dudó de sus intenciones, por lo que pidió que entregara "la prenda" para hacer el sacrificio él mismo.
Ante la impaciencia de Vallejo, éste y sus hombres entraron en el templo y tomaron lo que quisieron, encontrando distintas piezas y figuras parecidas a las de Perú y México. Sin embargo, las reliquias sagradas de los indígenas no estaban bañadas en piedras preciosas.
Luego de la profanación del templo, los aborígenes se unieron y atacaron a los españoles. A pesar de que no pereció ningún español, los aborígenes sufrieron muchas bajas. Finalmente, los conquistadores triunfaron.
Hoy en día, el municipio de Escuque sigue siendo un lugar de peregrinaje y adoración a nivel nacional, tal como lo fue en la época de la adoración a Icaque. Se dice que la esfera circular que mantiene en sus manos el patrono de Escuque fue la forma en que la iglesia católica demostraba la fuerza de Cristo ante la líder espiritual de los Cuicas. Curiosamente, Icaque era venerada ante un tallado en forma circular.
Con información de Trujillo Digital
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