¿Por qué Santa Ana en la historia es amor?

Santa Ana De Trujillo
Foto: Trujillo Digital


Santa Ana es un pueblo perteneciente al municipio Pampán, ubicado al sureste de Trujillo uno de los tres estados de Venezuela que forman parte de la Cordillera de los Andes, que se sitúa al oeste de sur América.

Sus calles estrechas, algunas empedradas, y viejas casas también dan la impresión de que el tiempo se detuvo. 

Historia Colonial
@elzorro_soyyooo

En el himno del estado Trujillo se alude al pueblo como “Santa Ana en la historia es amor” por haberse verificado ahí el armisticio para la regularización de la guerra el 27 de noviembre de 1820 entre Simón Bolívar y Pablo Morillo.

De Trujillo es tan alta la gloria
De Trujillo es tan alto el honor
Niquitao es valor en la historia
Y Santa Ana en la historia es amor.

Allí, por primera vez, Bolívar y Morillo se vieron frente a frente, se estrecharon las manos y se dieron un abrazo. Aquel tratado, en el que Antonio José de Sucre jugó un papel protagónico, ha sido considerado como el principal antecedente del derecho internacional humanitario actual. El acuerdo significó para los patriotas ser reconocidos por España como fuerza beligerante.

Abrazo Bolivar y Morillo
La Historia 200

En Santa Ana se levanta un monumento que eterniza en el bronce el abrazo de los guerreros. Ese monumento, que descansa sobre la piedra colocada por Bolívar y Morillo para que allí se perpetuara el hecho, fue erigido por el Gobierno de Venezuela e inaugurado el 5 de julio de 1912. Los trabajos de bronce los ejecutó en París el escultor venezolano Lorenzo González, y la obra fue dirigida por el ingeniero Pedro José Rojas.

Bolívar, al escribir a Francisco de Paula Santander, dejó el testimonio del encuentro:

Desde Morillo abajo se han disputado todos los españoles en los obsequios con que nos han distinguido y en las protestas de amistad hacia nosotros. Un aplauso a nuestra constancia y al valor que ha singularizado a los colombianos, los vítores que han repetido al ejército libertador; en fin, manifestaciones de sus deseos por la amistad de Colombia a España, un pesar por los desastres pasados en que estaban envueltos su pasión y la nuestra, últimamente la pureza de este lenguaje, que es ciertamente de sus corazones, me arrancaron algunas lágrimas y un sentimiento de ternura hacia algunos de ellos. Hubo brindis de mucha atención y de la invención más bella, pero me han complacido sobremanera los del coronel Tello y el general La Torre. El primero, ‘por los triunfos de Boyacá que han dado la libertad a Colombia’. El segundo, ‘por los colombianos y españoles que unidos marchen hasta los infiernos si es necesario contra los déspotas y los tiranos’. Morillo brindó, entre muchos otros particulares muy entusiastas y liberales, ‘por los héroes que han muerto combatiendo por la causa de su patria y de su libertad’. En fin, sería necesario un volumen para decir los brindis que tuvieron lugar porque, como he indicado, cada español disputaba a los demás el honor de elogiarnos. Nosotros retribuimos a sus brindis con justicia y moderación y complaciéndolos bastantemente. El general Morillo propuso que se levantase una pirámide en el lugar donde él me recibió y nos abrazamos, que fuese un monumento para recordar el primer día de la amistad de españoles y colombianos, la cual se respetase eternamente; ha destinado un oficial de ingenieros y yo debo mandar otro para que sigan la obra. Nosotros mismos la comenzamos poniendo la primera piedra que servirá en su base. El general La Torre me ha agradado mucho: está resistido a ser solo español; asegura que no se embarcará jamás, sea cual fuere la suerte de la guerra; que él pertenece a Colombia y que los colombianos lo han de recibir como hermano. Esta expresión, hecha con mucha nobleza y dignidad, me ha excitado por él un grande aprecio. Me ha protestado que agotará todo su influjo para que la guerra sea terminada, porque está resuelto a no desenvainar la espada contra nosotros; que su influjo valdrá mucho, porque cree quedar con el mando del ejército, según anuncian que viene el permiso de retirarse al general Morillo


Simón Bolívar
Drones Valera

 

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