Mitos y Leyendas: Me esperan mis padres

(Foto: @lapuertatrujillo)

Una tarde luminosa Miguel salió de viaje. Dejó atrás a La Grita y fue descendiendo por la carretera ondulante entre montañas, vegetación y piedras. Poco después de pasar Seboruco oscurecía. Los rayos del sol se desvanecían entre las nubes anaranjadas y casi de inmediato las figuras se iban tornando borrosas.

En la semipenumbra vio a su derecha alguien que le agitaba la mano y le pedía que se detuviera. Era un niño de unos once años que vestía uniforme y al hombro llevaba un morralito. Miguel paró la camioneta y le indicó por señas que subiera. El muchacho abrió la puerta y se sentó a su lado musitando un “Buenas tardes”. Miguel contestó el saludo:

– ¡Buenas tardes, joven!, ¿a dónde va?

– A Valera, me esperan mis padres.

– ¡Qué casualidad! Yo también voy para Valera. Mañana tengo que hacer unas diligencias.

– ¿Viven allí tus padres?

– Sí, señor.

– ¿Qué estudias?

– Estoy comenzando el bachillerato, este año me fue bien.

– Felicitaciones.

– Gracias.

– Estarás muy feliz.

– Sí, señor, pero más lo están mis padres.

El niño hablaba con soltura y Miguel estaba contento de haberlo encontrado, así el viaje sería más distraído, de nuevo preguntó:

– ¿Cómo te llamas?

– Gabriel… Gabriel González, para servirle…

– Gracias, muchacho, mi nombre es Miguel Guerrero, también soy de Valera, vivo en La Grita desde hace un año.

Se había hecho completamente de noche, estaba muy oscuro, a lo lejos se oía aullar a los perros.

– Pronto llegaremos al cruce con la carretera de La Fría, después de dos curvas cruzamos a la derecha.

Estaban llegando a la curva Las Pavas. Miguel siguió hablando, salió de la curva y enfiló hacia La Fría.

– Si quieres tomar algo, nos podemos detener un momento.

No obtuvo respuesta, preguntó:

– ¿Me escuchaste, Gabriel?

Miró a su derecha y el muchacho se había esfumado. “¡Qué raro!”. Muy preocupado siguió su viaje, pero no se le quitaba la imagen de Gabriel. Se preguntaba: “¿Quién será?, ¿por qué desapareció?”.

De regreso a La Grita estuvo preguntando a varias personas. Alguien le comentó:

– Ese debe ser uno de los muchachos del Liceo Militar Jáuregui…

– Sí, llevaba su uniforme y me dijo que ha salido muy bien, pero… ¿Por qué desapareció…?

– Porque ya no es de este mundo.

– ¿Quiere decir que es un espanto?

– Es un alma que vaga queriendo llegar algún sitio.

– Cierto, me dijo: “¡me esperan mis padres…!”.

– Como él hay mucho jóvenes que vagan por la carretera de La Grita – La Fría, se les han aparecido a varias personas y siempre mencionan el lugar a donde iban.

– ¿Por qué?

– El nueve de junio de 1984, salió el autobús del liceo, por esa vía, pese a que tenía desperfectos mecánicos. Cuando iban llegando a la curva de Las Pavas, el autobús se salió de la carretera, se volcó e incendió, casi todos murieron carbonizados.

– Ahora ya comprendo.

– Los muchachos seguirán apareciéndose a los chóferes que transitan solos por esa carretera, desean saber el porqué de este absurdo accidente.

Publicado el 15 septiembre, 2017 por Yoser Linares en www.pasatiempos.com

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