El
automóvil que acabó con la vida del Venerable era manejado por un hombre que
agradecía profundamente al médico trujillano haber atendido a su madre y
hermana. Hernández sería el padrino del hijo de Bustamante, quien reveló en su
única entrevista en 1977 el gran dolor que le embargaba ser la otra cara de la
moneda de una muerte que eclipsó a Caracas.
Por David
Rojo
El 29 de
junio de 1919 un accidente de tránsito cobró la vida de José Gregorio Hernández
en la esquina de Amadores en Caracas. Aunque la leyenda trujillana reza que el
médico de los pobres fue atropellado por el único carro que había en Venezuela,
esto no fue cierto.
Fernando
Bustamante y José Gregorio Hernández eran oriundos de los andes, el primero era
merideño y el segundo trujillano. Los unía un vínculo de ayuda al prójimo y
gratitud. El trujillano era el médico de la familia, atendiendo a la madre y hermana
del conductor.
De 84 años
Bustamante concedió en 1977 una entrevista para El Nacional donde con lágrimas
en los ojos expresó que el oriundo de Isnotú sería el padrino del hijo que
estaba por nacer. Un bebé que nació, pero al poco tiempo falleció.
Era un
joven mecánico
Certificado para conducir de Fernando Bustamante |
Fernando
Bustamante tenía 28 años cuando ocurrió el lamentable accidente que eclipsó a
la Caracas de los techos rojos. Era mecánico dental, un abnegado padre de
familia que tenía un hijo.
La cantidad
de vehículos que transitaban en Caracas se calculan de 100 a 700 dependiendo
las fuentes. Lo que parece cierto es que en La Pastora no era común ver varios
automóviles al día.
Esa podría
ser la razón por la cual Hernández cruzó la calle sólo teniendo cuidado de no
ser atropellado por el tranvía de la ciudad.
Conocido
de José Gregorio Hernández
El médico de
los pobres atendió de manera gratuita a la madre de Bustamante y a su hermana
que padeció los embates de la peste, ambas fueron curadas.
Hernández
sería el padrino del niño que estaba por nacer en la familia del mecánico.
Al ser
conocido suyo, Bustamante montó a Hernández en el automóvil y lo llevó de
inmediato al hospital José María Vargas. Ese domingo no había médicos en el
lugar así que emprendió la marcha a la casa del doctor Luis Razetti.
Al llegar al
hospital les dieron la infortunada noticiosa de que Hernández había fallecido.
“Lo vi en
el suelo y reconocí al doctor José Gregorio Hernández”
Este fue el
testimonio de Bustamante en el juicio que se realizaba en su contra:
“El día
veinte y nueve del mes en curso, como a las dos de la tarde, iba yo manejando
mi automóvil, subiendo de la esquina del Guanábano a la de Amadores, por
delante de mí marchaba un carro de los tranvías eléctricos, y como viniera en
sentido contrario un muchacho manejando una carretilla, le di paso y seguí marchando tras el tranvía; tomando enseguida
la izquierda, aplicando la segunda velocidad, empecé a tocar la corneta, por
temor de que por el lado de la calle se apeara alguno del tranvía; al llegar a
la esquina de Amadores, y antes de entrar en la bocacalle, el tranvía quitó la
corriente y yo entonces pisé el acelerador para darle un poco de velocidad al
carro y embragar la tercera velocidad. En el momento que iba a operar este
cambio, vi encima del automóvil una persona que, al pretender esquivar el
automóvil y junto con su acción de hacerse hacia atrás y como caminara algún
tiempo pretendiendo guardar el equilibrio, hasta que, al fin, cayó de espaldas.
Yo detuve el auto y volví a ver si se había parado, pero lo vi en el suelo y
reconocí al Dr. José Gregorio Hernández, y como éramos amigos y tenía empeñada
mi gratitud para con él, por servicios profesionales que gratuitamente me había
prestado con toda solicitud e interés, me lance del auto y le recogí, ayudado por
una persona desconocida para mí, y le conduje dentro del auto, sentándose a su lado la persona que me ayudó a
recogerlo; y entonces en mi interés de
prestarle los auxilios necesarios, lo conduje, tan ligeramente como pude, al
Hospital Vargas, y llamé al policía de guardia en el hospital, explicándole
prontamente lo que pasaba, entonces acudió un interno y entre todos le
condujimos a la cama de los enfermos, y, como en ese momento no se encontraba
ningún médico en el hospital, fuimos en el mismo auto por el Dr. Razetti,
encontrándole en su casa, le condujimos inmediatamente al hospital, y al
llegar, un sacerdote que venía saliendo nos informó que el Dr. Hernández había
muerto…”
Angelina Páez
quien se encontraba en la ventana de su casa relató en el juicio que las
últimas palabras de Hernández fueron: “¡Virgen Santísima!”.
El doctor
Luis Razetti quien hizo la autopsia dijo en el informe que el “venezolano del
siglo XX” presentaba fractura en la base del cráneo, edema bajo los párpados,
hemorragia por la nariz, oídos y boca, herida en la sien derecha y moretones en
las piernas por encima de las rodillas.
Salió
absuelto de los cargos en su contra
Entierro de José Gregorio Hernández |
El juicio
era un tema que se discutía en toda Caracas. El 30 de junio de 1919 mientras
más de 10 mil personas daban el último adiós a Hernández, Fernando Bustamante
se presentaba en el Tribunal de Inspección. Éste era el primer juicio por un
accidente automovilístico en Venezuela que a la fecha no contaba con
instrumento específico sobre el tema.
La prensa
mantuvo su nombre en secreto para evitar represalias en su contra. Al final el
abogado defensor demostró que el Venerable caminaba de manera rápida y con la
mirada baja cuando ocurrió el accidente. El juez dictó la absolución, pero
Bustamante no obtendría la libertad hasta el 11 de febrero de 1920, (su prisión
llevó 8 meses y 9 días) luego que la Corte Suprema presidida por el doctor Juan
Colmenares, ratificará la sentencia del Juzgado del Crimen.
La familia
de José Gregorio Hernández envió una carta al juez pidiendo la liberación de
Bustamante que reza lo siguiente: “…Queremos hacer constar que la familia
Hernández no ha pedido ni pide que se castigue a Bustamante y así ninguno de
nosotros se ha constituido en acusador en el proceso, porque estamos
convencidos de que el infausto suceso en que pereció el Dr. José Gregorio
Hernández fue debido a un accidente imprevisto, sin intención delictuosa alguna
del expresado Bustamante, ni culpa suya. Dios en sus altos designios dispuso
sin duda que el Dr. Hernández falleciera del trágico e inesperado modo en que
sucedió su muerte y nosotros nos conformamos con su soberana voluntad.”
Fernando
Bustamante falleció el día de Todos los Santos
Archivo de El Nacional |
A los 88
años falleció Fernando Bustamante un domingo día de Todos los Santos. Cuatro años antes había dado su única
entrevista a los medios donde lamentaba lo ocurrido y aseguraba que pedía
siempre al doctor Hernández cuando enfermaba.
Alfredo
Gómez Bolívar relata que en 2013 visitaron a los familiares del chofer y que
una de sus hijas contó que los días del nacimiento o fallecimiento del doctor
Hernández su padre se encerraba en el cuarto para guardar luto al médico de los
pobres y que ese día no hablaba con nadie.
Fernando
Bustamante sin culpa cerraba un capítulo terrenal en la vida del doctor
Hernández, pero abría un vasto libro que ha llevado al trujillano a un largo
camino a los altares y ser el médico de cabecera de la mayoría católica
venezolana.
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